Voy a hablarte directamente, si
a ti, la
que está encima
de mis hombros
¿nos conocemos desde
hace cuánto? ¿Casi
dieciocho años? Pues
por primera vez
te voy a
pedir un favor.
Tú y yo nunca nos
hemos llevado bien,
nos odiamos mutuamente
y ambas lo
sabemos, lo mismo que sabemos
que no nos
queda otra que
aguantarnos, por lo
menos hasta que
los trasplantes de
cabeza sean posibles. Por esto
mismo me gustaría
que hiciéramos una
tregua, dame un
respiro, déjame quererme
un poco y
disfrutar de lo
que tengo. No
te digo que
para siempre porque
sé que es
pedir demasiado, pero
si el tiempo
suficiente hasta que
salga de lo
que tengo encima.
Ah, y si
ves que es posible, ya
no tanto como
favor sino como
consejo personal, ¿por
qué no te
aclaras un poquito?
¿Tan difícil es
tener las cosas
claras? Podrías permitirnos
el placer de que no
te tenga que
estar comiendo continuamente
y de tener
un poco de
orden en nuestra
vida, porque sí, es NUESTRA vida,
que no es
solo mía que odiándome
y
rayándote a diario
no solo me
jodes a mí, que
nos jodes a las
dos, ¿no te
das cuenta?
Espero
haber
sido lo suficientemente directa
y clara, y
que te des
cuenta de una
vez de que
tenemos que estar
juntas en esto
que llaman vida,
quiero que te
gusten las mismas
cosas que a
mí, que quieras
a las mismas
personas que yo
quiero y si no consigues
alguna de estas
cosas que por
lo menos me
respetes, no me
destruyas por favor,
que destruyéndome lo único
que
consigues es destrozar
esta vida que,
al fin y
al cabo, es
lo único que
nos une, destruyéndome te haces daño a ti misma, ya lo sabes, ¿para qué sufrir entonces así si nos puede ir bien?
No te voy a dar más la lata, ni tú me aguantas ni yo a ti, eso ha quedado claro, concédeme lo que te pido, que más bien es una exigencia, y no te molestaré en mucho tiempo, tú a lo tuyo y yo a lo mío, así de simple. Nada más que decir, con esto me despido, que te vaya bien y deja que a mi también, gracias.